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.Al final, cuando ya todos estaban furiosos, se tomaba un prolongado bao y, finalmente, nos bamos ala ciudad.Mi madre deseaba ver al ms reciente habitante del condado de Craighead, aunque fuera un Latcher,por lo que, mientras Pappy estaba ocupado en bagatelas en el cobertizo de las herramientas, cargamoscuatro cajas de hortalizas y nos dirigimos hacia el ro.Mi padre prefirió no acompaarnos.El presuntoprogenitor del beb era su hermano, lo cual lo converta a l en el presunto to, algo que no estabadispuesto a aceptar.Por mi parte, tena la certeza de que no le interesaba para nada volver a reunirsecon el seor Latcher.Mientras mi madre conduca, rec y conseguimos cruzar el puente sanos y salvos.Al otro lado del ro,nos detuvimos.El motor se caló.Mientras mi madre respiraba hondo, decid decirle: Mam, hay algo que debes saber. No puede esperar?  preguntó, tendiendo la mano hacia la llave de encendido. No.Estbamos sentados en el caluroso interior de un viejo camión, justo al otro lado del puente, en uncamino de tierra de un solo carril sin ninguna casa ni ningn otro vehculo a la vista.Me pareca elmejor lugar y momento para una conversación importante. De qu se trata?  inquirió, cruzando los brazos como si ya hubiera llegado a la conclusión de queyo haba cometido una barrabasada terrible.Eran tantos los secretos.Hank y su pelea contra los Sisco.Tally en el arroyo.El nacimiento del bebde Libby.Pero stos estaban muy bien guardados, al menos de momento.Me haba convertido en unexperto guardin.Sin embargo, el ltimo tena que compartirlo con mi madre. Creo que Tally y Cowboy se gustan  repuse, y de inmediato me sent ms aliviado. Ah, s?  dijo ella sonriendo, como si dada mi corta edad yo apenas supiese nada.Despus se pusoa reflexionar y la sonrisa fue borrndose lentamente de su rostro.Me pregunt si ella tambin sabraalgo acerca del idilio secreto. S, seora. Y qu te hace pensarlo? Esta maana los sorprend en el algodonal.106 John Grisham LA GRANJA Qu estaban haciendo?  me preguntó, temiendo, al parecer, que yo hubiera sido testigo de algoque no deba. No lo s, pero estaban juntos. Los viste?Le cont la historia, empezando por las voces y pasando por la mocasn hasta llegar a la huida.Noomit ningn detalle y, curiosamente, no exager nada.Puede que en lo del tamao de la serpiente,pero en casi todo lo dems me atuve a la verdad.Ella lo asimiló, aparentemente sorprendida. Qu estaban haciendo, mam?  le pregunt. No lo s.No viste nada, verdad? No, seora.Crees que estaban besndose? Probablemente  se apresuró a contestar.Volvió a alargar la mano hacia la llave de encendido, yaadió : Ya se lo comentar a tu padre.Nos alejamos de all a toda prisa.Al cabo de uno o dos minutos, no supe si me encontraba mejor o no.Ella me haba dicho muchas veces que los nios no tenan que ocultarles secretos a sus madres.Sinembargo, cada vez que yo le revelaba uno, ella no le daba importancia y le contaba a mi padre lo queyo le haba dicho.No s qu ventaja obtena yo de mi sinceridad, pero no poda hacer otra cosa.Ahoralos mayores ya saban lo de Tally y Cowboy.Que se preocuparan ellos por el problema.Los Latcher se encontraban recolectando algodón en las inmediaciones de la casa, por lo que, cuandonos detuvimos, ya estaban aguardndonos, expectantes.La seora Latcher salió de la casa con unaforzada sonrisa en los labios y despus nos ayudó a acarrear las verduras hasta el porche delantero. Supongo que querr ver al beb  le dijo en voz baja a mi madre.Yo tambin quera verlo, pero saba que mis posibilidades eran muy escasas.Busqu un lugar a lasombra de un rbol cerca de nuestro camión con la intención de quedarme all, ocupado en mis asuntosy sin hacer nada mientras esperaba a mi madre.No me apeteca ver a ningn Latcher.El hecho de queprobablemente estuviramos emparentados me disgustaba [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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