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.El preboste, todo contento, dijo:-Señora, mucho os lo agradezco y a decir verdad, me he maravillado mucho de cómo os habéis resistido tanto, pensandoque nunca me ha sucedido esto con ninguna; así he dicho yo algunas veces que, si las mujeres fuesen de plata no valdríanComment: Las monedas eran acuñadasningún dinero porque ninguna resistiría el martillo.Pero dejemos esto: ¿cuándo y dónde podremos estar nosotros juntos?golpeando la plata con el martillo, ytambién con martillazos se probaba laA lo que la señora repuso:plata de las monedas.-Dulce señor mío, cuándo podría ser la hora que más os agradase porque yo no tengo marido a quien tenga que dar cuentade mis noches; pero dónde no sé pensarlo.Dijo el cura:-¿Cómo no? ¿Y vuestra casa?Repuso la dama:-Señor, sabéis que tengo dos hermanos jóvenes, los cuales de día y de noche vienen a casa con sus amistades, y mi casa noes muy grande, y por ello no podría ser, salvo que quisieseis estar allí como si fuerais mudo sin decir palabra ni resollar, y en laoscuridad, a modo de ciego; si quisierais hacerlo así se podría, porque ellos no entran en mi alcoba; pero está la suya tan allado de la mía que no se puede decir ni una palabrita tan bajo que no se oiga.Dijo entonces el preboste:-Señora, que no quede por ello por una noche o dos, en tanto yo piense dónde podemos estar en otra parte con máscomodidad.La señora dijo:-Señor, esto es cosa vuestra, pero una cosa os ruego, que esto quede tan secreto que no se sepa nunca una palabra.El preboste dijo entonces:-Señora, no temáis por ello, y si puede ser, haced que esta noche estemos juntos.-Me place -y dándole indicaciones de cómo y cuándo venir debía, se fue y se volvió a su casa.Tenía esta señora una criada, que no era demasiado joven y que tenía el rostro más feo y más contrahecho que nunca sevio; que tenía la nariz muy aplastada y la boca torcida y los labios gruesos y los dientes mal compuestos y grandes, y tiraba abizca, y nunca estaba sin los ojos malos, y de un color verde y amarillo que parecía que no en Fiésole sino en Sinagalia había Comment: Región donde era frecuentela malaria.pasado el verano; y además de todo esto, era coja y un tanto manca del lado derecho.Y sellamaba Ciuta, y porque tan lívidacara tenía, por todos era llamada Ciutazza; y aunque fuese contrahecha en la figura, era, sin embargo, bastante maliciosa.A laComment: Cuita es diminutivo decual, la señora llamó, y le dijo: Ricevuta; Ciutazza se Parece muchociucciata ,fonéticamente al italiano que-Ciutazza, si quieres hacerme un servicio esta noche, te daré una buena camisa nueva.significa «chupada», «exprimida».Ciutazza, oyendo mentar la camisa, dijo:-Señora, si me dais una camisa, me arrojaré al fuego, no ya otra cosa.-Pues bien --dijo la señora-, quiero que esta noche teacuestes con un hombre en mi cama y que lo acaricies, y guárdate de decir palabra, que no te sientan mis hermanos, que sabesque duermen al lado; y luego te daré la camisa.Ciutazza dijo:-Así dormiría yo con seis, no con uno, si hiciese falta.Venida pues la noche, el señor preboste vino, como le había sido fijado; y los dos jóvenes, como la señora habíacombinado, estaban en su alcoba y hacían mucho ruido; por lo que el preboste, silenciosamente y a oscuras entrando en laalcoba de la señora, se fue a la cama como ella le había dicho, y del otro lado Ciutazza, bien informada por la señora de lo quetenía que hacer.El señor preboste, creyendo tener a su señora al lado, se echó en los brazos de Ciutazza y comenzó a besarlasin decir palabra, y Ciutazza a él; y comenzó el preboste a solazarse con ella, tomando posesión de los bienes largamentedeseados.Cuando la señora hubo hecho esto, ordenó a los hermanos que hiciesen el resto de lo que habían planeado; loscuales, calladamente saliendo de su alcoba, se fueron a la plaza, y fue su fortuna para lo que querían hacer más favorable de loque ellos mismos pedían porque, siendo el calor grande, el obispo había mandado a buscar a los dos jóvenes para ir hasta sucasa paseando y beber en su compañía
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